Para dar voz seriamente a este tipo de experiencias de economías alternativas es necesario entenderlas, reflexionar sobre sus retos, comprometerse con ellas y tener la convicción de que son el camino correcto a seguir. En estos años de historia de monedas comunitarias, La Coperacha ha sido un testigo amigo, un relator confiable y un promotor muy valioso para quienes deciden sumarse a ellas. Ha sabido escuchar a su audiencia y a los movimientos sociales a quienes dan visibilidad.

El tipo de periodismo que La Coperacha realiza es una nueva escuela donde la sencillez, la calidez y la amistad son parte esencial. Es un periodismo comprometido, porque no sólo son difusores, sino verdaderos aliados, compañeros con los que caminamos de la mano. Su trabajo cercano y transparente con los movimientos crea confianza, lo cual es fundamental en la credibilidad de cualquier medio y les permite narrar de primera mano lo que ahí sucede.

Su aporte es excepcional, no sólo porque informa a los propios actores de otras experiencias similares, lo que estimula la reflexión y la creación de redes; sino que también es fundamental para dar a conocer en otros países lo que sucede desde los procesos de monedas comunitarias y economías solidarias en México. En un mundo donde leer el periódico es sinónimo de malas noticias, La Coperacha es un faro que ilumina las pequeñas experiencias que dan esperanza, que visibiliza su grandeza. 

En la situación actual, en medio de una pandemia global que ha sacudido a la humanidad, ante la emergencia climática, ante el persistente despojo de territorio y un sistema extractivista que no cesa… es sumamente necesaria la iniciativa de periodistas conscientes y persistentes. Podríamos aprender de su capacidad de ser flexibles, de adaptarse, de transformarse en momentos de crisis. En un momento que nadie se esperaba, la experiencia duradera de La Coperacha muestra esa capacidad de resiliencia. En una realidad difícil, ilumina el camino con notas de esperanza.